Por Luis Alberto Solórzano
A principios del siglo XX, muchos filósofos acusaban a la ciencia de ser incapaz de responder a las grandes preguntas del ser humano y se habló de la "bancarrota de la ciencia". Aquello no era nada comparado con lo de hoy.
Tenemos una OMS que ha dado palos de ciego. Primero afirmó que el virus solo era muy peligroso para personas de edad y con factores de riesgo, luego aseguró que solo se transmitía por tos y estornudos, que bastaba una distancia de 1,8 m entre personas para evitarlo; hace poco aceptó que el virus permenece en el aire mucho tiempo y que las minigotas pueden contagiar.
No sabemos cuántas personas han enfermado por tocar objetos contaminados, como víveres o dinero. Su máxima experta afirmó que es casi imposible que un asintomático contagie. La OMS la censuró al día siguiente. Estamos en manos de expertos que no son tan expertos, es nuestra desdicha actual.
Hoy, "expertos" que ni siquiera llevan un buen conteo de recuperados y activos decretan alertas de diferente color. ¿Cuándo tendremos una opinión uniforme y segura sobre este virus? Un neumólogo afirma en TV que este virus es como un camaleón. En unos despierta síntomas terribles y otros ni se dan cuenta de que están infectados. Algunos recuperados no lo son en realidad, porque las secuelas de la enfermedad los perseguirán por años.Decía Aristóteles que ciencia es un conocimiento fijo, estable, universal y necesario sobre algo. Estamos tan lejos de tener verdadera ciencia sobre este virus y no sé por qué ha pasado esto. Si alguna vez estuvimos ante la "bancarrota de la ciencia" es hoy.
Comentarios
Publicar un comentario