Por Ricardo Valenzuela*
Pensé mucho antes de iniciar de esta nota, porque sé que es probable que ofenda a más gente que la cuota que automáticamente tengo asignada para mis nuevos odiadores. Pero no me puedo callar ni contener al atestiguar los situaciones tan inverosímiles y dramáticas que han provocado los acontecimientos sucediendo en todos nuestros entornos, que a veces me hacen sentir que estoy en uno de aquellos fumaderos de opio tan populares en la conquista del salvaje oeste, importados por los chinos en el siglo 19. Lo que ha sucedido y lo que va a suceder en EU, es solo un preludio de, como expresara un analista, los miles de años de penurias que le esperan a la humanidad. La condena infernal de un grupo diabólico y muchos de nosotros todavía les aplaudimos. Redescubrimiento
A quienes nos ha tocado vivir de cerca la operación de
estos entes del demonio, nos horroriza lo que sabemos nos espera en un futuro
cercano y la gente no tiene la menor idea. Pero, es bien sabido que hay pueblos
que pueden perder su libertad y no darse cuenta durante los siguientes cien
años. Yo he cosechado muchas enemistades solo por haber apoyado a Trump y, de
alguna forma, lo entiendo, porque los mexicanos y latinoamericanos, en general
somos superficiales hasta el punto de caer en la ignorancia. Y la ignorancia
más dolorosa no es el no saber, sino el no querer saber y así navegamos por la
vida inmersos en la oscuridad o, más grave, rebozando de conocimientos
equivocados que nos lleva a establecer conductas ridículas.
Y, si somos portadores, ya sea de la ignorancia o de una realidad equivocada, los resultados de nuestras acciones serán acordes y es cuando pasamos a culpar al destino, la suerte y, más grave, fácilmente aceptamos nuestro valle de lágrimas porque equivocadamente decidimos que nuestro destino y futuro está decidido desde que nacemos. Y es que nunca aprendimos que nosotros somos los responsables de nuestras vidas, de nuestros destinos. Y ante semejante cuadro, necesitamos un demonio para descargar nuestras frustraciones, nuestros sufrimientos y nos convertimos en tiradores de culpa profesionales. Pero, también necesitamos esfinges que nos protejan, que nos consuelen, nos den esperanza, y es como nacen santidades como la de Hugo Chavez en Venezuela, Malverde en México, Pablo Escobar en Colombia donde lo veneran y le fabrican templos.
El odio enfermizo que despertó Trump por toda América Latina, tal vez lo puedan entender, pero nunca justificar, así como entiendo la
devoción a los santos o la adoración que en México tenemos de San Juan Diego.
Pero, lo que no entiendo y nunca voy a entender, es el romance igualmente enfermizo
que tienen los latinoamericanos con un hombre como Biden. Un mediocre que había
intentado ser candidato 3 veces y había fracasado puesto que le exhibieron sus
conductas. Un hombre corrupto hasta más no poder y todavía con descaro ha
presumido de sus corrupciones en TV en vivo. Y, lo más grave, es un monigote de
esas fuerzas diabólicas que quieren instalar el marxismo a nivel mundial y,
Biden, sin ser marxista, haciendo a un lado la dignidad aceptó jugar ese papel.
Y cuando me resisto a creer que un mediocre sea
presidente de EUA, es cuando me acuerdo de la cinta mexicana La Ley de Herodes,
cuando, habiendo fallecido un alcalde, le presentaban candidatos al ministro
que, a pesar de sus impresionantes antecedentes que recitaba su asistente, los
rechazaba. Hasta que el asistente toma uno de los expedientes y, sin describir
sus habilidades, lo desecha afirmando, este no. El ministro molesto le pregunta
¿ese por qué no? Le responde el ayudante, porque este es muy pendejo señor
ministro. El ministro eufórico grita, “este es el que necesitamos”. Porque su
plan era seguir saqueando a ese municipio.
Y, todavía más patético, todas esas odas y porras
celebrando la elección de Biden, las apuntaron al blanco equivocado porque él
no ganó la elección, la ganaron China, Alemania, Venezuela y, sobre todo, la
ganó el Estado Profundo. La Ciudad de Londres, como se conoce una zona en el
centro de la capital británica, el Vaticano y la novedad que apenas están
conociendo los americanos, al igual que las anteriores, Washington es una
corporación privada cuyos dueños son extranjeros y no forma parte de los EU. Es
decir, la Ciudad de Londres Corporation, el Vaticano y la ciudad-estado de
Washington son tres entidades autónomas e independientes de los países en donde
se ubican y controlan el mundo.
Pero ¿los porristas de Biden estaban enterados de esto?
Por supuesto que no. ¿No saben que Biden es un títere para divertir a la plebe,
es el payaso del circo? Pero ¿Y las noticias? La media internacional controlada
por el EP—a su vez dueño de las tres ciudades—es la responsable de esa
ignorancia global y ellos son los que controlan los hilos de información de los
títeres del mundo. Y el enemigo más grande y odiado que tienen se llama Donald
Trump, y en eso coinciden con los porristas. Yo preguntaría a todos esos
odiadores de Trump ¿Por qué casi 80 millones de americanos votaron por él? Y
fueron votos de las clases populares. Todos aquellos que habían perdido sus
empleos cuando las empresas emigraron a China, hoy consentida del EP. Pero, no,
no lo saben y no lo quieren saber porque es más fácil odiar a Trump que
enfrentar la realidad que luce espeluznante.
Es decir, el gobierno que ha estado a cargo de EUA es un
gobierno ilegitimo operando en territorio extranjero puesto que, el Estado de
Columbia, en 1871 fue vendido a una empresa privada con financiamiento del
Vaticano y los Rothschild, y ellos son los que han estado manejando el país, lo
mismo que hacen con Canadá, Australia, Nueva Zelanda, que todos son
subsidiarias de algo que llaman La Corona. Y, de repente surge el problema más
grave que pudieran enfrentar. Trump, en 2018 activó una Orden Ejecutiva
definiendo que, cualquier país extranjero que interviniera en elecciones de
EUA, seria declarado como traidor, sus acciones declaradas nulas, y se les
expropiarían todos sus activos. Es decir, Biden es presidente de una empresa
que, con la expropiación de sus activos, está en la bancarrota y se ocupa
firmando papeles en blanco.
Pero ¿los porritas mexicanos estaban enterados de este
pequeño contratiempo? No, y ahora pasan a formar parte del club de admiradores
de la Trigarante entidad que representan La Ciudad de Londres, el Vaticano, y
Washington Corporation. Todos los activos ubicados en esa ciudad-estado llamada
Washington Corporation serán incautados puesto que no es posible que el
presidente de EUA opere desde una zona extranjera. Y, como el Vaticano no da
paso sin huarache, le tocaron todas las regiones del este de Columbia que se
conocen como los nuevos Estados Papales y también serán incautados.
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